30 de octubre de 2011

"Play me"


Fotografía: Nobuyoshi A.

Te espero...


Parece que llegas. Me di cuenta cuando empecé a temblar.
¿Eres tú?

Mis pupilas no responden, se cegan ante un brillo, tu luz, el suelo no es el mismo y mi tiempo y tu tiempo se sincronizan, es nuestro, el primer "nuestro" de mi vida, y la noche desciende lenta, segura e inevitable para nosotros, "nuestro" último "nosotros".
¿Y cuando estás aquí?

Te espero, te espero, te espero...

Siento como la ausencia perfora mi piel, quiebra mi alma, mi ser...
Pero todo ha sido perfecto.
Quiero perderme, sentirme sola, pero quiero aún más sentir contigo esas miradas de perdición en lo infinito...
¿Estás aquí?

Tus ojos de abismo que vuelven más negros mis placeres... tu sonrisa está en mi herida. Y llueve, llueve mucho, dentro y fuera, tu aguardo es húmedo.
Todo ha sido perfecto.

3:09

Algo estaba carcomiendo su mente... era como si en la piel escribiera mensajes inconclusos, con puntos suspensivos en cada oración, mensajes sin firma, perdidos...
Y es que así era ella: única, distinta, tan ajena, fiel a su intimidad.

Sus ojos se detenían cada noche, entre arrullos orgásmicos y distopías explotando bajo de su vientre, pensando en lo incomprensible que había resultado todo... "yo te amo, yo te necesito, yo te amo porque te necesito"
Y es que así era ella: firme, vaga, libre, leal consigo misma.

Así fue como poco a poco se despojó del vestido, dejó de permanecerle al pasado, de nombrarse imperativa y cultivar esa debilidad, de liberarse mientras en el espejo se observaba agonizar...

Y es que así era ella: mujer.

11 de octubre de 2011

Mi extraño...


Cotidianamente mis ojos te buscan desesperados cada que alguien deletrea tu nombre, últimamente la distancia ya no resulta lejana y mi mente sólo clama el fin de la agonía...

Extraño tu sonrisa, extraño verte, extraño tus labios perfectos, extraño tus brazos en los cuales me aferraba cuando llovía, extraño tus manos sujetando una cámara, extraño tus lágrimas, extraño tu piel, extraño tus fotografías, extraño el clima frío y tú y yo temblando, extraño tu voz, extraño tu voz recordándome que soy guapa, extraño ver películas contigo, extraño decirte lo interesante que me pareces, extraño que escuchemos la misma canción una y otra vez, extraño tus ojos grandes, extraño tu figura en la oscuridad, extraño confundirte, extraño que me hables al oído, extraño que soñemos, extraño que me tomes de la cintura, extraño que me imites al hablar, y que nos burlemos y riamos por incesantes minutos, extraño que digamos cosas sin razón, extraño la sensación de mis piernas junto a las tuyas, extraño nuestro helado favorito, extraño perderme en ti, extraño que me desnudes con la mirada y que me hagas tuya, y me escuches y me repitas que me amas con la vista, extraño mi bipolaridad al quererte frenéticamente, luego melosamente y después un poco más salvaje, tierna y locamente hasta perder el control.

Te extraño con todo lo que eso significa, aunque lo que signifique sea que eres tú lo que siempre ha estado ausente y sea yo la que siga extrañando ese vacío.


6 de octubre de 2011

Y abro los ojos...

...Y está amaneciendo, y es octubre ya.
Es de mañana, y somos los locos caminando entre jardines, escapando de nuestras propias sombras para ser siempre sólo dos, la vida ahora nos sabe tan grato, nuestro otoño corre siendo menos común.
Es ahora cuando sabemos lo que significa seguirnos las huellas; lo que significa necesitar una mano aún teniendo dos al final de tus brazos, lo que significa besar sin inhibiciones, o extrañar cuando el tiempo me recuerda cada que estás ausente.

Pero en algún lugar, lejos de aquí, en algún momento, donde sea, cuando sea, también logrará recordarme que justo ahí tú estarás...


2 de octubre de 2011


Últimamente ronda esa imagen en cada lugar de mi mente:
Un hombre. Una mujer.
Dos humanos sentados frente a frente en una mesa.
Él bebe capuccino. Ella café expresso.
Él guarda silencio y carraspea; ella también permanece callada, y no tose.
Entre ellos un libro con treinta hojas amarillentas, una cámara y un pastel de frutas.
Él se pasa las manos por el cabello. Ella sonríe.
Él habla. Ella responde.
Ambos se miran. Ambos se tocan.
Ella calla. Otra vez. Le encanta el silencio.
Son las 8:01 p.m.
Se escuchan al fondo los acordes de una guitarra.
El lugar está húmedo. Entra gente, sale gente; y nadie nota a la pareja.
Él la ama. Ella lo sabe.
Llueve. La gente corre.
Pero no están cerca, el cielo negro llora en otro mundo.
Se cierran las puertas. Todo gira contra el viento fuera.
Él la sujeta de los hombros. Truena. Sus ojos se alumbran con la luz del rayo.
Ella enjuga una lágrima. Ella con miedo, con tanto miedo de estar sola...