26 de noviembre de 2010

I n v a s i ó n


El recuerdo de aquella noche aún me hace sentir el mayor extasis que mi cuerpo habria de conocer...
Pronuncié tu nombre, breve, como tus caricias...
Nuestra curiosidad, se convirtió de pronto en fiebre, dominó nuestros cuerpos... que en instante, desiertos, desnudos se encontraron.
No se necesita decir algo más; las palabras que desborda el placer que descarna nuestros brazos, nuestro pecho, tu abdomen, mis caderas, son más, mucho más que suficientes.
Cerremos los ojos... un estremecimiento parece viajar por toda mi piel, de los pies a la cabeza, estoy a punto de llegar y desbordarme, y por lo como escucho tu respiración y excitación, tú también...
Te siento, me sientes, cada vez más fuerte, y más, y más, como para disfrutar más intensamente el contacto de nuestra propia carne.
Tu boca, puerta abierta a mi deseo.
Mi deseo, dibujará en mi rostro la sorpresa y curiosidad de una mujer cuando descubre su cuerpo por primera vez.
Y ya no puedes apartar los ojos de mi, ni yo de ti.
No quiero dejar de sentirte, somos por un eterno instante, uno solo.
Tu figura brotará insistentemente en mi cerebro por minutos, horas, días... hasta que, de nuevo, nuestros labios se saluden, tus deseos se cumplan y una nueva invasión de placer, más fuerte aún, me haga amarrarme la cobija en la cintura, cayendo por mis piernas, esperándote una noche más...

Confesiones.



Hoy confieso ante ti poderoso, con la cara en los suelos de la vergüenza en tardes de febrero, que mientras caminas con la guitarra a cuestas junto a las bancas del parque yo te espío desde una ventana, y no cierro las cortinas por que no más no...

Confieso que es a ti a quien dibujo con lápiz en todas las hojas sepias de mi cuaderno. A ti a quien refleja mi taza de té caliente... a quien va dedicado un suspiro cada tres minutos (yo lo tengo bien calculado y ni un momento se escapa, por que no más no...).

También confieso que es a ti a quien me recuerdan los cielos rojos, los vidrios empañados, las canciones de Morrison... que es en ti en quien pienso cuando mis manos toman otras manos, no digo nada a nadie por que no más no...

Confieso que soy víctima y soy mortal, confieso que veo llover y me veo llorar por ti, confieso que no te miento en esto por que no más no.

Siento pena por mí misma querido, me acuso de todo, no vengo a decirte que lo lamento, por que no más no.
Puta madre ¿y por qué estoy escribiendote esto? Por que es algo que jamás podrás saber... por que no más no.

8 de noviembre de 2010

¡Que le corten las piernas!


Siendo un arma mortal para un alma inmortal, la mujer de la sotana exclamó: "¡que le corten las piernas! y que el Ave María dance con ellas..."

1 de noviembre de 2010

Días sí, días no.


Hay días en los que pienso rendirme, existen días en los que quiero ahogarme en la bañera, también días en los que digo lo que nunca pienso y pienso lo que nunca diré...
Hay días grises, existen días cálidos, también días en los que odio el japonés.
Hay días en los que arrugo las hojas de mis libros, existen días en los que maldigo la báscula, tambien días en los que quiero arrancarme las venas y tejerme faldas con ellas.
Hay días de recuerdos, existen días en los que me arrepiento de no haberte besado más en el momento cuando reclinaste el asiento del auto, también días que quisiera fueran sólo noches como esa...
Hay días en los que me peino, existen días en los que no, también días en los que mi cabello se tiñe solo; hay días de café, existen días de té y también días de vodka seco (aunque queme y luego me arrepienta.)
Hay días de lágrimas, existen días de muchas lágrimas y también días de mares de lágrimas.
Hay días de besos, existen días de caricias, también días de orgasmos.
Hay días que me parecen eternos, existen días de pocas palabras y también días de variados pensamientos.
Hay días en que mi ventana se empaña con mi aliento, existen días en los que me invita a saltar, también días en los que estoy mejor lejos de ella...
Hay, existen y también los días sí y los días no. Ok, go.