10 de diciembre de 2009

Mujer.


Hablemos de ella.

Una mujer no tiene principios. Ni finales.
Ella utiliza la larga cabellera como escudo, como ala de cuervo, como cuerdas para atar al más desdichado.
Una mujer utiliza una habitación como armario tallado por ángeles, se pasea y baila con el alma desnuda, descubre frente al espejo su cuerpo desierto sin verguenza...

Una mujer no se seca las lágrimas, todas las deja correr; una mujer cubre sus senos blancos, fantasía de más de uno, con el sostén con encaje cosido con la más fina aguja...
Ella también quiere ser alguien, ella disfruta una lluvia helada en contacto con sólo su misma piel...

Una mujer es fuego, es pureza y virginidad, es alma calcinada, es viento que mece las ramas y raíces del árbol del deseo, pero que corta la cara, es poema, verso y estribillo...

En una mujer no hay distancia entre cuerpo y vestido; una mujer usa el lápiz labial para escribir sus más sinceras memorias, una mujer es orgasmo y espasmo, una mujer posee dulce voz, como su espíritu, una mujer es un beso al aire y el más grande que lo cache...

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