28 de abril de 2013

Pues bien, anoche dejé atrás todos esas listas mentales sobre el amor, la acción de caminar tomados de la mano, detenerse en una esquina a besarse frente al tráfico, comprarse flores, acostarse, todos esos actos insustanciales bastan para llamarlo "amor".

Ser correspondido nunca será lo importante, llenarse de palabrerías deshonestas y afectos engañosos siempre será base en una relación, lo que realmente vale la pena es amar, sentirlo uno mismo, sin esperar nada a cambio, sentir ese algo en el estómago que te acorta la respiración cuando te encuentras en la mirada de esa persona, el nerviosismo que invade cuando se acorta su presencia, amar significa brindar tiempo, el tiempo de uno mismo, significa confianza, algo que va más allá de todas las cosas.

Mi perspectiva es... "no sé si me enamoré de la manera en que me hizo creer en mí misma, o en sus mil formas de su rostro al sonreír".
Amor... sentirlo realmente, sin recibirlo. Ser seres altruístas.
Poseer esa sensación, la más bella, la única que vale la pena, sentirse bien al saberse enamorados, encontrarse como yo, con esa bipolaridad envuelta en esa tensa sensibilidad...


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